Es inteligente, cómodo, barato y de manejo sencillo; puede usarse bajo la lluvia
Leonardo Frías, 11 de mayo de 2015
Hacer visibles los trayectos nocturnos a bordo del sistema de propulsión humana más utilizado en el mundo, con el propósito de salvaguardar la integridad del ciclista en un entorno público –que privilegia al automóvil–, es el objetivo primario de safe ride, el primer chaleco inteligente creado en la UNAM por Damián Real, estudiante de Física, y Roberto Rivas, egresado de Matemáticas, ambos de la Facultad de Ciencias.
“Es una prenda pensada para los viajes nocturnos o de madrugada; nos hemos dado cuenta que necesitan mayor visibilidad para evitar accidentes en la noche; entonces, intentamos desarrollar un chaleco cómodo, barato, simple y que permita usar el lenguaje que utilizan los pedalistas para alertar sobre las vueltas a la izquierda o derecha y así tener mayor luminosidad”, explicó Damián Real.
Cuenta con leds en la parte trasera en forma de direccionales, que prenden intermitentemente cuando se estira el brazo correspondiente para solicitar el paso a la circulación; así avisa a los automovilistas, incluso a los peatones, de que dará una vuelta o cambiará de carril.
“Una de las ventajas, con respecto de otros productos similares, es que es inteligente, tiene un sensor que puede autocalibrarse, es decir, se programó un algoritmo con el que éste se autoajusta, de acuerdo con la posición que se adopte. Nunca genera ruido, es decir, no envía una señal falsa, y al estirar el brazo se prende la direccional; incluso, puede usarse bajo la lluvia y no tiene ningún problema”, apuntó Roberto Rivas.
Direccionales
Safe ride aparenta ser un chaleco convencional con superficie porosa; su sencillez no es delatada ni por la pila de litio de 3.7 voltios recargable, que alimenta su circuito mediante un convertidor de corriente. El circuito consta de un cerebro central y un arreglo de leds; este último se halla en la parte trasera en forma de flechas (direccionales), que se encienden si los sensores detectan el movimiento, remarcó.
Sin embargo, va más allá: no es sólo un artilugio luminoso, sino que también cuenta con una conexión directa al teléfono móvil; entonces, si la bicicleta sufre cambios de aceleración, permite alertar a los usuarios suscritos vía twitter.
Además, posee un acelerómetro que tiene tres ejes; así, en el momento que ocurre un cambio en la aceleración del eje X, que podría ser el frontal, lo capta el cerebro, que está programado para percibirlos.
Al sentir una variación, manda con el módulo bluetooth una señal al celular y este dispositivo móvil, con la API (application interface) de twitter, la envía a los usuarios registrados con la geolocalización para saber dónde sucedió. “No es sólo una prenda, sino además un sistema de alerta y seguridad”, abundó Damián Real.
Al estirar el brazo se prende la direccional. Foto: Víctor Hugo Sánchez.
No más fantasmas
Las bicicletas blancas o fantasmas se han convertido en un memorial para bicinautas que perdieron la vida accidentados; esa situación ha sido la raíz de una demanda de respeto a peatones y ciclistas. Damián, como ciclista, y Roberto, como automovilista, han decidido contribuir con su invento a que esto no suceda más.
“Una de las cosas que también nos motiva es imaginar el futuro de la ciudad sin tantos automóviles, con más transporte que no contamine; pero debe haber un lenguaje de comunicación para los ciclistas, como lo hay para automóviles. Creo que estamos en buen momento, el mercado de las bicis crece entre 10 y 20 por ciento anualmente en el Distrito Federal, esperemos que sea un producto útil”, dijo Roberto Rivas.
En opinión de Damián Real, la función primaria del chaleco ya está dada; ahora toca la etapa del mercado, “que esperamos se concrete a finales de este mes y que la prenda unisex y unitalla cueste unos 600 pesos”. El apoyo y el proceso de licencia están a cargo de la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM.
Fuente original: GACETA DIGITAL UNAM.